

Mutación genética de por medio se levanta ante el asombro de todos, un monstruo marino gigantesco a orillas del Río devorando y arrastrando con surcoreano que se le presente en el camino. Allí aparecen los protagonistas de esta historia de... ¿terror?... una familia un poco disfuncional (como todas) donde un padre muy entrado en años vive junto a su hija y su nieta en un pequeño almacén al borde de las aguas y se alimentan de lo que les compran los turistas y visitantes (una especie de quiosquito familiar).




No puedo dejar de recordar aquí a la creación Clase B de aquel monstruo japonés llamado Godzilla (1954), mezcla de japonés de movimientos torpes metido dentro de un traje de poliuretano incómodo que destruía media ciudad de Tokyo peleando con monstruos, extraterrestres, etc que querían precisamente destruir la ciudad!!! Un poco contradictorio...
Y ni que hablar del Godzilla americano no hace muchos años, más trabajado, computarizado y que obviamente ataca una ciudad estadounidense como Manhattan.
Y también los hubo más sangrientos y asquerosos como Alien y Depredador... (que en la última versión son partennaires ya que se hizo una con ambos).


Todos tenían la particularidad de que la gran atracción para ver la película era el monstruo incluso en estos tiempos donde estas criaturas y gracias a Industrial, Light and Magic pueden hacer maravillas con sus computadoras y hacernos creer que verdaderamente son animales de carne y hueso.

Una película para no perderse. No se van a ir asqueados por la sangre, ni muertos de pánico... es distinta... ni tan espectacular... ni tan mediocre... tampoco del montón... a mí me gustó.
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